jueves, 18 de septiembre de 2014

Fascismo práctico actual, su vitalidad


Dejo escrita una regla del pequeño universo que pretendo representar aquí: todo lo existente emerge dinámico y difuso hasta convertirse en cristal, en cosa.

1)
Nos acostumbramos a pensar en el fascismo como una cosa, como una entidad, que puede devenir partido, liturgia, bandera. En el universo político actual todos están advertidos y a la defensiva respecto a la cosa-fascismo. Ninguna organización política, salvo los explícitamente fascistas, (como Partido del Nuevo Orden Social Patriótico, Juventud Vanguardia Nacionalista, Bandera Vecinal, La Passaponti, Partido Alternativa Social, Bastión, Squadristas, etc…) va a tolerar una insignia, consigna o bandera que se aproxime siquiera a la liturgia de ultraderecha.

Los partidos son cosas cuyas fronteras se cierran ante cosas. La piel del partido puede detectarlas, nutrirse de ellas, dejarlas pasar, impedir su tránsito. Puede con la piel cerrarse, aislarse, o abrirse para dejarse transir. Pero siempre respecto de cosas, entidades frías, cristalizadas, definidas, cosificadas.

¿Qué pasa cuando estamos frente al fascismo-práctica, al fascismo emergente, dinámico, móvil? Existe un modo distinto de ser del fascismo-cosa. Unas prácticas, algo dinámico, con una racionalidad singular. 
Cuando observamos éste modo de ser, no cosificado, podemos afirmar que todos los partidos políticos existentes son susceptibles de ser infiltrados por el fascismo práctico. Incluso las organizaciones progresistas.

En términos de corrección política, las ideologías  llamadas totalitarias, (fascismo, nazismo, estalinismo) son el demonio. El partido-cosa está alerta frente a los totalitarismos. Sostienen un patrullaje y control sobre sí mismos, y sobre los otros actores del escenario, a la búsqueda de alguno que pise el palito para  iniciar purgas y denuncias.


2)
En tanto cosa política el Estado de Israel mantiene una activa militancia contra la cosa facismo/nazismo. Pero en el modo de abordaje del conflicto en Gaza su accionar fue prácticamente fascista.

Si los partidos, y cristalizaciones de ese tipo, siguen buscando y patrullando a la búsqueda de entidades fijas, no van a ver la infiltración que han sufrido. El fascismo en clave práctica se ha instalado, se ha desparramado por las organizaciones gubernamentales. Tiene una historia larga en las instituciones que afectan la función de gobierno. 



3)
El fascismo práctico no ocupa masivamente el espacio político asaltado. Sólo toca unos pocos puntos, los mínimos necesarios (que pueden ser muchos), para sostenerse y cumplir su función de control y represión social. Sin liturgia, sin consigna, ni bandera o estandarte, el fascismo-practica, el fascismo dinámico, puede operar desde adentro de cualquier cosa-política.

Por ejemplo: siendo el Estado una entidad con múltiples recursos y herramientas, y existiendo un "delito" producto de una crisis social, la única vía de resolución propuesta es la violencia. Si, vos Estado, resolvés los conflictos sociales a los palos, a los balazos, y con topadoras, entonces sos, en ese punto, fascista.  Si hay topadoras, si hay desalojo, hay una práctica fascismo, un modo fascista de abordar los problemas del ejercicio del gobierno.

El arte de gobernar debe ser extremadamente complejo. Las fuerzas resistentes van elaborando, cada vez, nuevas formas, nuevas dinámicas. 
Esto demanda iniciativa constante para no caer en la ecuación de poder más sencilla: la violencia bruta de las cosas. La violencia que significa renunciar a la palabra e imponer una reja, un cerco, un palo, una goma dura lanzada en dirección a uno a gran velocidad. Un químico en forma de chorro o humo, que te hace llorar los ojos y arder toda la cara; o te impide respirar. La violencia que significa unas topadoras y equipos de demolición, protegidos por un grupo de hombres entrenados y uniformados, dirigidos y formados en la disciplina militar, que pueden reprimir legalmente. 

Un delito ¿justifica el fascismo? ¿es el fascismo el único modo de resolver un "delito" producto de una crisis social en materia habitacional? ¿es lo mismo el delito de usurpación de tierras, destinadas a la construcción de viviendas sociales, que un delito violento como el robo seguido de lesión o muerte?

4)
Derribar barrios enteros con obuses, misiles y bombas se parece en algo a derribarlos con topadoras. Esta salvaje comparación deja intuir un punto de convergencia de ambos episodios. Los grados de conflictividad no tienen nada que ver. En un caso hablamos de impunidad total para matar civiles y en el otro, nadie toleraría una masacre durante el desalojo. Pero la racionalidad que orienta las practicas estatales, durante estos conflictos, es una racionalidad fascista. El otro, el desplazado, fue desapalabrado. Su palabra no vale nada, es un ser viviente que debe ser corrido de ahí. 


5)
Para terminar, una advertencia sobre el sentido. 

Podemos ponernos a discutir el sentido de las palabras o el de las practicas. No importa la manera de llamar a eso que yo nombré fascismo. Eso es una práctica existente que define a la política, sin importar como la llamemos. El gobierno que tiene frente a sí, un abanico de opciones y usa la violencia, de modo sistemático, es un fascista, o cómo quieran llamarle.

El uso sistemático de la violencia represiva, implica cierta fatiga en el arte de gobernar bien. A esas practicas represivas, a la lógica que las elige una y otra vez como herramienta de gobierno, yo llamo fascismo práctico contemporáneo.