Veo una chica linda con
una remera q decía "amor, fe, paz"(en ingles, obvio); es la cultura
desgrasada, desgraciada, todo soft, todo ligth... pero en el reverso se
encandila como narciso en el agua con las historias de narcos y sicarios...
todos tienen un rol, un papel en el libreto... unos comen sano y sonríen todo
el tiempo, mientras otras pasan falopa por los aeropuertos y matan gente… división
social del trabajo emotivo.
En la
superficie del discurso mediático hallamos lo agradable, lo agraciado y lo
seductor. El estilo de vida que emana de sus personajes, sus ficciones y sus conflictos,
denotan una moral del bien y de la corrección política al grado extremo;
ridicula. La excepción son los programas de chismes y de los noticieros (en los
cuales la sección de policiales se ha extendido hasta copar todo el horario).
Este despliegue mórbido es el signo de un borde en la moralina mass mediática,
uno que ni bien se franquea deja ver la intolerancia, la agresividad, y el
insulto como modo general del decir urbano, metropolitano.
El
conductor del noticiero se horroriza del conductor del taxi, (que cruza en rojo
y se mete en contramano). Ambos representan las antípodas de una moral que se
desparrama por los medios. A pesar de la aparente contradicción, son dos facetas de lo mismo. Por un lado el
discurso explicito en los medios masivos de difusión: grácil, sin aspereza,
sonríete y melódico. Por el otro el tono explicito urbano, la puteada rajada, desde el auto, desde el cordón, en la vereda,
desde la bici. La puteada rajada es
la forma de enunciación urbana, que aparece
tan pronto como salta el maquillaje hiper exagerado de las poses aterciopeladas
que difunden los medios.
Ojo, debo
hacer una corrección del esquema. Hasta aquí lo que aparece es un centro (donde
se ubica el estilo agraciado de los medios) y su periferia, (hostil y agresiva;
donde habitan los nadies). Pero prefiero pensar los medios como un sitio que no
tiene adentro y afuera. Hagamos el siguiente ejercicio: imaginen a los medios masivos
de comunicación como la punta de un iceberg que
sugiere un volumen sumergido. La masa social y los medios masivos de
comunicación son el iceberg. Entonces dejamos de lado un esquema de circulo,
donde existe un adentro y afuera, por un esquema donde no hay adentro ni
afuera, sino un mismo cuerpo con visibilidades distintas.
¿Diferencia
de palabras? No únicamente, también diferencia de fondo. Si el medio de
comunicación es el centro de una moral del bien, desde la cual se juzga los
actos y los juicios de los nadies, entonces tenemos dos posiciones contrarias:
los buenos y justos visibles y los otros, los nadies del afuera: feos, sucios y
malos.
Pero si
los medios son la punta del iceberg, es decir una parte de un todo, entonces el
tono agraciado, y siempre buena onda, de los medios no es más que una cara del
asunto. La otra cara es lo que denuncia. La violencia social denunciada desde
los medios es la otra cara de los medios. Cuando por la calle constatamos que
el insulto es la forma genérica del decir urbano, debemos ver también que es la
otra cara del discurso amenizado, cool
y bondadoso con el que saturan los comunicadores sociales.
Entonces,
abandono el esquema de un adentro y afuera de los medios, por otro donde los
medios son la masa social misma. Y esa masa tiene dos facetas: una amanerada, amable
y a la moda. Y por la otra en la vertiginosa jungla asfáltica-automotor,
merquera, donde el cualquiera es uno
que me quiere coger o robar. El prójimo es alguien que me quiere quitar algo,
lo mío, mi oportunidad, mi pertenencia, mi futuro. O de mínima me estorba, y el
tiempo es dinero, por lo tanto me está afanando guita.
Detrás
de las seductoras imágenes publicitarias se perfila un personaje real y
bifronte. Este personaje tiene dos caras. Una llamada de la seducción fría y la otra de
la puteada rajada. Cada cara responde a un espacio material donde se
desarrolla la vida social, son La burbuja
aterciopelada y el entramado asfáltico. La
burbuja es descremada, agradable, en ella impera el tono seductor, perfumado a
la moda. Su interior es climatizado y ameno. Todos los modales, las palabras,
los olores y colores, son controlados para gustar y caer bien, y ser querido. Esos
limbos de cortejo y coqueteo, esas burbujas refinadas, son archipiélagos
apoyados sobre la infraestructura económico social. Por ello, del otro lado del
seductor orador existe un paranoico depredador. Son dos caras de
lo mismo.
El
personaje bifronte comprende al mismo tiempo la fase de seductor agradable y de paroico
acaparador. La relación entre las
dos fases es esquizofrénica, incoherente. O mejor dicho, no es necesaria una
coherencia entre ambas personalidades; es bipolar. La bipolaridad se ha
convertido en diagnostico masivo de baja calidad epistemológica. ¿Sera la
bipolaridad un signo de esta repartición de espacios de despliegue del personaje?
¿Será la bipolaridad una adaptación eficaz para un espacio estructurado de
forma maniquea, como lo es la urbe-nodo central metropolitana?
La
urbe-nodo tiene distintos espacios, tiene centro y bordes, arterias, espacios
verdes. En su mayoría se extiende el entramado asfaltico. El mismo está
calificado en distintas zonas: puede ser residencial, industrial, comercial,
etc… La región crítica de la urbe-nodo está organizada principalmente, por lo
menos, según dos espacios. En la base existe la infra estructura económica, que
hace al entramado de prácticas organizadas alrededor de la producción,
distribución y comercialización de mercancías y servicios. El cuerpo mismo de
esa estructura es la red asfáltica con sus respectivas terminales de
producción, distribución y comercialización. Sobre esa infra estructura económica
se apoya otra, organizada entorno de la producción blanda, una economía afectiva.
Sus nodos son las burbujas aterciopeladas
que están conectadas entre sí por medio de la red económica asfáltica. Un
sujeto que se moviliza de una burbuja a otra atraviesa el tejido
económico-asfaltico. El pasaje de una situación a otra es sin mediación. No
existen prólogos de pasaje de una situación a otra. Puede ser el rasgo bipolar
contemporáneo una adaptación efectiva de la subjetividad a dicha estructura
mixta. Pasar de la jungla asfáltica a las burbujas de seducción, sin mediación,
requieren de cierta bipolaridad.
En la
ordinaria cotidianidad los espacios de aplicación del hacerse gustar están densamente mediados por la base real de la
economía, donde todos quieren lo que tengo y lo que quiero. Espacio paranoide,
donde debo estar siempre atento a que no me arrebaten ningún objeto físico, siempre
atento a que el otro no me aventaje en la oportunidad. Gustar y pelear. No
parece tan malo, incluso suena divertido: agarrarse a piñas y coger… Ir al gimnasio,
practicar algún arte marcial, tatuarte los brazos y la espalda para conseguir
hembra; pero también para agarrarse apiñas si alguien ofende el ego. Un tipo
subjetivo que apenas orilla la tríada simbólica de la ley, o el lenguaje, (que
anclo solo lo necesario, para no resultar autista o psicótico).
Así es la cultura de la imagen, si le queda
algo de cultura. Discurso digital, no simbólolico, de funcionamiento binario:
conectas o no; gustas o no, consumís o
no. He aquí el moño, punto de engarce de las dos facetas, la seductora y la
apropiadora. Donde los signos del goce seductor y los de la ostentación de riqueza
se unen: los circuitos y actos de consumo social. Consumir y dar señales de que
se practica ampliamente el consumo es seductor. Y es signo de posesión de
riqueza también. ¿Cómo no iba a resultar un millonario narco colombiano un
héroe de la novela social? ¿Cómo no iba a provocar Pablo Escobar tanto revuelo
e indignación de los polemistas? La sociedad de mercado es careta y merquera;
así, sin mas.
y merquero es merquero y es mas, pastilleros, endorfinodependientes, dietadependientes, shoping dependientes, clonasepan dependientes, velocidad depdendientrees. pablo escobar gaviglia es el prototipo subjetivo de la sociedad e consumo, no me jodan tibios
ResponderEliminarmás allá del personaje o las sustancias, me parece interesante el análisis de fondo: el personaje bifronte, las dos polaridades de lo mismo, etc. Salud!
ResponderEliminarAdhiero a la imagen del iceberg. Noto que todo flota a la deriva. Que también rodeamos a esa masa, sin expectativas. Que todo es un puto espectáculo. Que la cortina del baño es trasparente.
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